Como actriz con sobrepeso, Mónica Garland se ha enfrentado a numerosos obstáculos que han puesto a prueba su resistencia, pero gracias a su valentía y paciencia ha podido superarlos.
Por: Karina González Fauerman
Fotos: Cortesía: Mónica Garland, Erik Sthal, Gilda Villareal, Blenda, Karen Quezada
Es talla 46 y pesa 150 kilos. Frecuentemente la barren con la mirada o le hacen comentarios como: "Qué bonita serías si te pusieras a dieta”. Y es que ser una mujer plus size ha sido por un lado un fuerte obstáculo y al mismo tiempo una oportunidad para que la actriz Mónica Garland se acepte como es y luche contra los estereotipos.
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“Hay muy pocas obras donde permiten a la actriz plus size ser protagonista. Alguna vez me hablaron para una audición y me preguntaron si tenía veinte años y era soprano. Les dije que sí, me dieron una cita y cuando me vieron estaban extremadamente molestos porque no daba el tipo. Nunca mentí, nadie me preguntó mi complexión. "
“A veces resulta molesto que casi casi tengo que pedir disculpas antes de pedir información o citas de casting. -Perdón, escribo para ver si cumplo con el perfil de mujeres latinas toda complexión porque tengo mucho sobrepeso-. Por supuesto mil veces eso significa un máximo de talla 34, explica Garland, quien empezó a tomar clases de canto y actuación a los 16 años y cuyo mayor sueño es ser una actriz reconocida."
En un medio en el que la mayoría de las veces todo se resume a "les gustas o no", Mónica tardó en entender que su carrera es de resistencia y se obligó a ser valiente.
Además, gracias a la visión abierta de algunos directores y a que el público pueda olvidarse de “Mónica, la gordita”, ha tenido la fortuna de hacer personajes que no son normalmente interpretados por actrices plus size como una niña de 12 años que va a un concurso de deletreo y una joven soñadora enamoradiza que en segundo acto se vuelve una ama de casa rica.
“Cuando recibo el aplauso del público toda la negatividad sale de mí y agarro fuerzas”, subraya la artista, quien actualmente participa en la obra “La Sirenita” en el personaje de la bruja Úrsula.
Para fortalecer su autoestima, Mónica siempre trata de demostrarse que puede hacer lo que hacen las chicas de talla regular, razón por la que en una ocasión participó en un concurso de belleza y obtuvo el primer lugar. Además, ha trabajado en montajes como el de #PincheGorda en el cual hay un texto que dice que a la gente no le gusta lo que es diferente.
“Pienso que la discriminación se da en especial al género femenino: no es lo mismo ser un hombre gordo a una mujer gorda. Hay que dejar de juzgar y ser empáticas.
“La sociedad debería de estar abierta a respetar a las mujeres plus size o de talla regular, a las de la tercera edad, a las niñas, a las que tienen alguna capacidad diferente o alguna enfermedad, como Delta Burke, quien era reina de belleza y subió de peso por un padecimiento. Entonces decidió que el hecho de tener sobrepeso no significaba ser fodonga o fea y creó su propia línea de ropa”, agrega Mónica.
Cultiva su talento
Para ser una mejor actriz, Mónica se prepara continuamente. Procura leer y ver mucho teatro y trata de observar mucho a las personas.
“Tengo la fortuna de ser maestra y al conocer a mis alumnos y ayudarlos a pulir su talento crezco mucho como actriz. También asisto a cursos y clases”.
A las personas que quieran dedicarse a la actuación, les aconseja que se preparen y que se armen de paciencia: los papeles, aunque tardan, llegan.
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“Siempre va a haber gente que quiera hacernos menos y depende de uno mismo hacerles caso o no. Estar en el escenario hace que el trabajo, los corazones rotos, las tristezas y cualquier malestar valgan la pena”, concluyó Mónica.
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